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La creación del campeonato del mundo en 1987 le permitió al rugby convertirse en uno de los deportes más populares del planeta. A raíz de esto, a veces se hace difícil comprender por qué no esta incluido en los Juegos Olímpicos y si figuran otras actividades que tienen poca convocatoria, como puede ser el caso de la arquería o del badmington. 

A pesar de los reiterados esfuerzos de la International Rugby Board (IRB)por lograr su inclusión en el Programa Olímpico, aunque más no sea en la modalidad de seven, todavía no se ha podido lograr el cometido.

Si bien en la actualidad no esta dentro de los deportes considerados olímpicos, el rugby sabe lo significa ser parte del evento más importante del mundo.

En cuatro ocasiones, los Juegos Olímpicos acogieron al rugby. Sus apariciones fueron en París 1900, Londres 1908, Amberes 1920 y, por última vez, otra vez en la Ciudad Luz en 1924.

De la mano del baron Pierre de Coubertin, creador del Movimiento Olímpico, el rugby estuvo entre los deportes que formaron parte de la segunda edición de los Juegos Olímpicos. 

De esta manera, junto con el fútbol, se convirtieron en los dos primeros deportes por equipos en formar parte del acontecimiento, aunque este último lo hizo como exhibición. 

Coubertin era un ferviente seguidor del rugby e, inclusive, llegó a dirigir la primera final del campeonato francés en 1892 entre el Racing CF y el Stade Français, que quedó en poder de los primeros por 4 a 3.

La competencia del rugby en París estuvo compuesta por sólo tres equipos: Alemania, Gran Bretaña y, por supuesto, Francia. Los conjuntos participantes no eran selecciones propiamente dichas, sino que eran clubes que actuaban bajo el nombre de los distintos países. Los germanos estaban representados por el Eintracht Frankfurt, los británicos por el Moseley Wanderers y los locales por el Stade Français, la institución deportiva más importante de la capital francesa.

El combinado galo era el amplio favorito para quedarse con el título, en especial por el subcampeonato que había logrado en el certamen local el año anterior. En la cancha confirmó su superioridad y ganó sus dos encuentros con cierta facilidad. En primera instancia, los locales superaron a los alemanes, que se quedaron con la plata, por 27 a 17 y en su segundo encuentro los dueños de casa se impusieron en el clásico europeo ante los británicos, que finalizaron terceros, con un inapelable 27 a 8. Con el título de Francia, el rugby se despedía momentáneamente de los Juegos Olímpicos para volver 8 años más tarde.

En 1908 la creación de Coubertin retornó a Europa después de la desafortunada presentación en Saint Louis (Estados Unidos) cuatro años atrás. Esta nueva edición significó la consolidación absoluta de los Juegos Olímpicos gracias al buen nivel organizativo que presentaron los londinenses. Entre los deportes que se incluyeron, varios muy practicados por las clases altas, apareció nuevamente el rugby.

La cantidad de participantes fue muy pobre porque se presentaron tan sólo dos equipos. Además de Gran Bretaña asistió Australia, que en el momento en que se estaban desarrollando los Juegos Olímpicos se encontraba de gira por el Reino Unido. La medalla de oro se dirimió en un solo partido que fue favorable para los Wallabies por 32 a 3.

Debido a la escasez de equipos, el deporte desapareció del programa olímpico después de Londres y recién retornó en Amberes 1920. En la ciudad belga, que todavía vivía un período de reconstrucción luego de la Primera Guerra Mundial, sólo participaron Estados Unidos y Francia, ya que a último momento desertaron Rumania y Checoslovaquia.

Como había ocurrido en la primera versión del torneo olímpico de rugby, los galos se presentaban como los grandes candidatos, en especial porque ocho de sus jugadores habían vestido la camiseta azul en el torneo de las 5 Naciones, que para ese momento era considerado como el certamen más importante del mundo. Los estadounidenses, por su parte, eran un conjunto de voluntariosos universitarios que tenían como antecedente más relevante una exitosa gira por Canadá el año anterior.

En contra de la que se suponía, el resultado fue un 8 a 0 a favor de Estados Unidos, lo que le permitió ganar prestigio entre el exigente público francés. Ante esta situación, se organizó a las apuradas una gira de cuatro partidos en distintos puntos de Francia. El saldo final de esa serie de encuentros para Estados Unidos fue de tres triunfos ante combinados regionales y una derrota ante la selección local, que se tomó revancha de lo que había sucedió en los Juegos Olímpicos.

A pesar de que este fue el primer título olímpico del rugby estadounidense, dos de los jugadores del equipo ya sabían lo que significaba tener una medalla de oro. Uno era Daniel Brendan Carroll, que formó parte del conjunto australiano que se consagró campeón en 1908. Mientras que el otro era Morris Kirksey, que integró la posta de 4×400 metros que ganó la presea dorada en esos Juegos Olímpicos, además de obtener la plata en los 100 metros.

La última vez que se celebró un torneo olímpico de rugby fue en París 1924. En aquella ocasión los conjuntos participantes fueron tres: el campeón reinante Estados Unidos, el subcampeón Francia, que buscaba la revancha como local, y Rumania. Por los antecedentes, estaba claro de que la disputa por la medalla de oro se había polarizado entre los franceses y los estadounidenses.

Para volver a lo más alto del podio, los galos armaron un plantel integrado por jugadores internacionales de los cuales dos ya habían estado en Amberes cuatro años atrás. Los campeones, por su parte, arribaron la capital francesa con la base del equipo que se había dado la sorpresa en 1920.

Como era de esperar, tanto Francia como Estados Unidos superaron con facilidad a los rumanos (61 a 3 y 37 a 0, respectivamente) y llegaron a un encuentro definitorio muy caliente en la previa. Días antes del partido, el diario París City Counselo publicó una dura nota en la cual se ponía en duda la calidad de amateurs de los rugbiers visitantes. A esto, además, hay que sumarle el robo que sufrieron los jugadores y la incomodidad de salir a la calle porque eran agredidos por algunos transeúntes cuando los reconocían.

En una calurosa tarde del 18 de mayo, el estadio Colombres estaba colmado. Se calcula que en el recinto había un aforo de entre 35.000 y 40.000 personas que, sin saberlo, iban a ser testigos del último encuentro de la historia del campeonato olímpico de rugby.

Como no podía ser de otra manera, el público esperaba un triunfo de Francia, pero Estados Unidos se encargo de aguar la fiesta. Fue un inapelable 17 a 3 a favor de los visitantes que, nuevamente, se alzaron con la medalla de oro. Los ganadores anotaron 5 tries y anularon todos los sistemas de ataques de los dueños de casa que tuvieron que conformarse otra vez con la plata.

Lejos de los ideales olímpicos que tanto pregonaba Coubertin, el encuentro terminó en escándalo. Una vez finalizado el partido, Gideon Nelson, suplente del conjunto ganador, fue agredido por un hincha francés y comenzó una batalla que dejó como saldo dos personas desmayadas y a varios heridos leves. Además, en el momento de la premiación, el público se burló del himno estadounidense.

El crecimiento de los Juegos Olímpicos con la inclusión de las mujeres, la falta de equipos y la mala imagen que tenía el rugby en el ceno del Comité Olímpico Internacional (COI) por los violentos hechos que ocurrieron en París, fueron factores determinantes para que sea borrado del Programa Olímpico a partir de Ámsterdam 1928.

La IRB hizo gestiones para que el rugby retornara a los Juegos Olímpicos en Moscú 1980, en Seúl 1988 y en Sydney 2000, pero las negociaciones fracasaron. Se estuvo cerca para estar en Londres 2012, pero finalmente el COI decidió bajarle el pulgar. De esta forma, el rugby continúa siendo, según una encuesta del Washington Post, el deporte más popular del mundo que no esta incluido en los Juegos Olímpicos. Quién sabe hasta cuándo el rugby tendrá este extraño privilegio.

El equipo que no fue

Uno de los datos poco conocidos en la centenaria historia del rugby argentino es que la Unión Argentina (UAR) estuvo muy cerca de enviar una representación a los Juegos Olímpicos de París 1924, edición en la cual hubo por primera vez una delegación nacional oficial.

Cuando el plantel ya había sido conformado y sólo restaban algunos días para emprender el viaje en barco hacia el Viejo Continente, surgieron algunos inconvenientes económicos de última hora que obligó a los dirigentes a cancelar la travesía.

El equipo estaba compuesto por 21 jugadores, de los cuales la mayoría vestían la camiseta negra y blanca del Club Atlético de San Isidro, que por aquellos años era el amplio dominador del campeonato de Buenos Aires. Los otros clubes que también habían aportado jugadores fueron el Club Universitario de Buenos Aires, Belgrano Athletic y el Buenos Aires Cricket and Rugby Club. El plantel elegido había sido: Adolfo Travaglini, Rodríguez Jurado, J. Fisher, Claudio Bincaz, Luis Hughes, Chevaller Boutell, Bilbao La Vieja, Gilderdale, C. Rojí, L. Galíndez, C. Vázquez, O’Farrell, J. de la Barrera, R. Semprún, D. Rawson, R. Acevedo, J. Knox, Rotschild, David Millar, F. Luconi y A. Tessi Seitún.

 

 

 
 

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